Carlos Maury Escalante
Una tarde en el Olimpo, los Dioses mitológicos se desafiaron y acordaron jugar una partida de ajedrez. Zeus, el Rey de los Dioses, lideraba el equipo de los olímpicos, mientras que Hades, el Dios del inframundo, encabezaba el equipo de los titanes.
La partida empezó con una apertura agresiva de los titanes, pero los olímpicos respondieron con una defensa sólida. La tensión aumentó cuando Hera, la Reina de los Dioses, fue capturada por uno de los peones de los titanes. Sin embargo, Atena, la Diosa de la sabiduría, logró recuperarla con una brillante maniobra.
La partida continuó con movimientos estratégicos de ambos equipos, y la victoria parecía estar al alcance de los olímpicos. Pero de repente, Poseidón, el Dios del mar, cometió un error y fue capturado por uno de los caballos de los titanes.
El juego continuó con gran intensidad, y los Dioses se enfrentaron en una batalla épica de inteligencia y estrategia. Finalmente, después de una larga y agotadora partida, los olímpicos lograron la victoria gracias a un movimiento sorprendente de Apolo, el Dios del sol.
Los Dioses se felicitaron mutuamente por el juego, y Zeus proclamó que el ajedrez se convirtiera en un juego sagrado en el Olimpo. Desde entonces, los Dioses se han enfrentado regularmente en mitológicas partidas de ajedrez, y la rivalidad entre los olímpicos y los titanes sigue y seguirá siendo legendaria.
