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EL MEJOR DE LOS TIEMPOS

SOLO ANTE EL TABLERO: SVETOZAR GLIGORIC

Tablero realista para jugar damas o ajedrez
Antonio Gude Fernández   Escritor, Periodista, Director deportivo, Entrenador, Traductor y Conferenciante

ENTREVISTA CON GLIGORIC

«El ajedrez es la lucha consigo mismo» SVETOZAR GLIGORIC

Gracias a los buenos oficios de Zdenko Krnic, redactor-jefe del Informator, conseguimos una cita con el gran maestro Svetozar Gligoric para el 29 de mayo. Ese mismo día, había que telefonear a Gligoric para precisar la hora de la entrevista.

−¿En qué idioma hablamos: inglés o español?

Hablo mejor inglés, pero prefiero hablar en español.

     −Muy bien.

Perdóneme, pero no puedo a las seis. Culpa mía. Si no le importa, podemos vernos a las ocho.

     Y así fue. Puntual, apareció a las ocho de la tarde en el hotel Excelsior de Belgrado. Un hotel, por cierto, de reminiscencias ajedrecísticas, por haberse hospedado en él Korchnoi y Spassky, durante la final de Candidatos (1978).

Muchos de los contemporáneos de «Gliga» señalan que fue un periodista más devoto que un jugador de ajedrez

Presentar a Gligoric es casi ocioso. Nació en Belgrado, en 1923. Gran maestro en 1951. Comenzó a sonar en el mundo del ajedrez a raíz de su triunfo en el torneo de Varsovia (1947), por delante de Smyslov y Boleslavsky. No mucho después, en la Olimpiada de Dubrovnik, defendería el primer tablero de Yugoslavia. Su país consigue la medalla de oro y él (10 puntos de 14 partidas) sólo sería superado en su tablero por Najdorf y Unzicker.

Gligoric, que habla con soltura un español más que aceptable, tiene mucho que decir. Sonríe, con una ligera tristeza y es increíblemente cordial. De ademanes rápidos y expresión despierta, nadie diría que tiene 72 años. Aparenta ocho o diez menos.

Un fenómeno yugoslavo

−Las entrevistas suyas de los últimos años, algunas muy buenas, como la que publicó New in Chess en 1989, enfatizan mucho en el hecho de que usted es amigo de Fischer, de que usted ha sido el árbitro del match Karpov/Kasparov de 1984, pero se olvidan un poco –demasiado, a mi modo de ver− del gran jugador que es Gligoric. A mí personalmente me interesa usted mucho más como ajedrecista que en esos otros aspectos de su vida. Permítame, por tanto, recorrer un poco su trayectoria en esta charla. Empecemos por aquel hecho de su juventud, cuando usted se incorpora a los partisanos de Tito. ¿En qué año fue?

En 1943, hasta 1945.

−Es decir, ¿cuánto tiempo estuvo usted con ellos?

Un año y medio, aproximadamente.

     −Entonces tenía usted veinte años…

Sí, veinte años.

     −Y después de eso, ya empezó a jugar de forma regular…

Sí, digamos que cuando finalizó la guerra me dieron un puesto en la organización deportiva de mi país, y me convertí, por así decir, en el principal responsable del ajedrez yugoslavo. Puse en marcha el campeonato nacional y organicé la federación yugoslava. Eso duró unos dos años. A partir de ese momento me dediqué más de lleno a jugar, y también trabajé como periodista.

     −Pero no sólo como periodista de ajedrez…

No. Por ejemplo, trabajé durante siete años como comentarista de política para un semanario que todavía existe, NIN.

     −Es interesante el tema de por qué en esos años el ajedrez yugoslavo comenzó a adquirir tal fuerza.

Había ya una tradición, antes de la guerra. Teníamos al Dr. Vidmar, a Bora Kostic y desde entonces puedo decir que siempre ha existido un sentimiento yugoslavo muy acusado. No como ahora, mucho más auténtico, mejor.

     −Pero en los años cuarenta/cincuenta el ajedrez se extendió mucho por su país.

Sí, creció mucho. Quizá también porque teníamos buenas relaciones con la Unión Soviética y ellos, como usted sabe, tenían jugadores muy fuertes, pero insistio en que nuestra tradición también tuvo su peso. El ajedrez se fue desarrollando y mucha gente comenzó a interesarse por él. Quizá como el nivel de vida no era demasiado bueno, el ajedrez podía ser un aliciente, un contrapeso estimulante.

     −Usted ya había participado, con tan sólo 16 años, en el Campeonato de Yugoslavia, en 1939.

Sí, bueno, comencé a jugar en la escuela y a los 16 años conseguí el título de maestro nacional al ganar ese campeonato, que era en realidad amateur.

     −¿En Dubrovnik estaba claro que usted era ya el jugador más fuerte de Yugoslavia?

Sí, eso sí. Había sido segundo en el primer campeonato de Yugoslavia después de la guerra y en otros torneos siempre primeros puestos…

     −En esa época Pirc y Trifunovic tenían mucho prestigio.

Sí, pero yo era más joven.

     −Más joven y más fuerte…

Sí, probablemente también más fuerte. Pero, cómo decir, por entonces lo que sí estaba claro es que nosotros tres, esa especie de trío, éramos sin discusión los más fuertes.

     −Pirc tenía una gran reputación por esos años y, sin embargo, no parece que sus resultados estuviesen a la misma altura.

Pirc era un teórico, un pensador del ajedrez. Pero en la práctica no era tan fuerte. Tenía algunas debilidades.

     −Usted, en cambio, no era precisamente un estudioso…

Tampoco, tampoco.

     −Hay una cosa que mucha gente dice y que yo, en cambio, no veo tan clara. Y es que usted, hasta 1953, era un jugador incisivo, de ataque, y que después del 53 evolucionó hacia un ajedrez más posicional, tipo Rubinstein o Capablanca. ¿Cree que ha sido así? ¿No sería simplemente que usted era más joven?

Puede ser, quizá yo haya cambiado mi estilo con los años. Pero mi concepto de fondo es que yo siempre he creído entender bien las posiciones, fueran cuáles fueran.

     −¿Hay algún momento en su carrera en el que usted haya empezado a estudiar más profundamente el ajedrez?

Tarde. Muy tarde y entonces… ¡ya era tarde!

     −Pero usted siempre cosechó unos resultados magníficos.

Sí, pero digamos que yo siempre jugué por intuición. Si veo la jugada o el plan, los veo en cinco minutos. Si no los veo así, entonces no veo nada, no los veo en absoluto.

−Bueno, los jugadores yugoslavos siempre se han caracterizado por ser imaginativos…

Es cierto. Quizá somos un poquito perezosos, pero imaginativos sí.

     −Por otro lado, usted siempre fue un luchador.

Sí, de eso no hay la menor duda.

     −Quiero decir: bastante más de lo normal.

Puede ser.

Amaba la música: blues, jazz, música contemporánea,rock and roll. Cantó en público por primera vez en el programa de televisión de culto. 

La Variante Gligoric

−Usted ha jugado en Latinoamérica muchas veces…

Sí. En Mar del Plata tres veces, en Buenos Aires dos, en Cuba…

     −¿Qué pasó con la famosa Variante Yugoslava en la India de Rey?

Mi variante es la llamada Variante Mar del Plata. Fue así: yo tenía que jugar con Najdorf, con negras. Era en Mar del Plata, en 1953. En el 52 habíamos jugado en la Olimpiada de Helsinki. En Mar del Plata, mientras yo estaba pensando, Najdorf se puso a hacer un pequeño escándalo “simpático”. Ya lo conoce. Se puso a hablar con otros jugadores, como ridiculizándome. Hacía comentarios y gestos y yo lo oía todo el tiempo. Yo jugué rápidamente y además, la buena jugada. Keres estaba cerca. Keres era amigo mío ¡y no me había gustado el numerito de Najdorf! Entonces, yo jugué con más interés que nunca. Antes de la partida había estado pensando en la posición. La forma en que los jugadores rusos la trataban no me parecía natural. Los caballos quedaban bastante estáticos y jugaban con la torre a f6, d6, etc. Entonces yo me puse a trabajar sobre un plan. Antes de la partida sólo lo estudié en una sesión, hasta que llegué al momento crítico. Vi que las blancas no podían tomar en a7 porque seguía …g4-g3! y están perdidas. Así que me presenté a jugar con tranquilidad. Cinco minutos de preparación, todo estaba bien… Durante la partida vi rápidamente que Najdorf evitaba desarrollar su alfil a e3. Jugó la maniobra de caballo e1-d3 y c4-c5. Yo quise llevar mis caballos a g6 y f6, vi que mi debilidad era c7, así que …Îf7, que en un momento dado también se podría trasladar a g7 para apoyar el avance del peón g. Así se produjo todo. Volví a jugar la variante con Eliskases, que jugó de otra manera, pero también perdió conmigo. Entonces comenzó esa historia, un poco como la Variante Merano, que es de Rubinstein y todos la llaman Merano. Como Najdorf jugó después esa variante en Europa y ganó varias partidas con ella, a mi manera, decía que la variante era “de Najdorf”, pero era mi variante.

Grandes jugadores

   −¿Qué opina de los jugadores que empezaron a considerarse una nueva generación cuando usted era un profesional consagrado. Dejemos a un lado, por el momento, a Fischer. ¿Qué me dice de Spassky, de Tal?

Spassky era un jugador universal, pero un poco perezoso. Le gustaba la vida, compartir su tiempo libre con amigos y disfrutar. Así que podríamos decir que no era, verdaderamente hablando, un profesional dedicado de lleno al ajedrez.

−¿Y Tal?

Tal era un jugador combinativo, con un juego lleno de fantasía. Pero no era un jugador universal. Algunas veces le faltaba la obligada conexión entre el juego posicional y sus ideas tácticas, de modo que no lo considero un jugador completo. Tenía su genio volcado en una sola dirección.

     −En su match de candidatos con él, ¿qué problemas tuvo al final?

Tuve muchos problemas en aquel match, porque Tal era un combinador y, no sé, toda la partida me preguntaba dónde surgirían las sorpresas…

     −¿Tenía usted miedo?

No, miedo nunca. De nadie. Solamente tenía miedo de mí mismo, de mis decisiones, porque no me sentía lo bastante preparado.

     −Los jugadores rusos de esa época eran muy interesantes.

Sí, hay que tener presente que ya desde el siglo pasado, con sus grandes jugadores clásicos, es un país con una gran herencia ajedrecística, conectando con principios del siglo XX hasta llegar a mi época: los Botvinnik, Smyslov, Keres, Korchnoi, todos con grandes conocimientos teóricos.

     −Sin embargo, había notables diferencias en su estilo. Por ejemplo: Geller.

Sí, Geller también era muy fuerte. Se preparaba muy bien. Hablando en general, creo que eran más fuertes que ahora. Estamos en otro tiempo. Ahora es la época de las computadoras, donde toda la información se facilita embutida… Se accede con gran facilidad a cualquier variante.

GM SVETOZAR GLIGORIC Frente al Tablero

Enorme actividad

−¿Tiene usted idea del número de partidas que ha jugado en competición seria? Yo he hecho una estimación superficial y diría que ha jugado no menos de 3.000.

Sí, es posible. ¡Seguramente jugué más!

     −Posiblemente sea usted ahora, teniendo en cuenta que aún sigue activo, el jugador con una carrera más dilatada, el que ha disputado mayor número de partidas de la historia.

No lo sé.

     −Fíjese en que otros jugadores han permanecido inactivo durante períodos (Fischer) o han tenido la desgracia de morir relativamente jóvenes (como Tal o Keres). Usted, en cambio, desarrolló una enorme actividad entre los años cuarenta y setenta.

Sí, de hecho, defendí el primer tablero de Yugoslavia durante treinta años en olimpiadas y campeonatos por equipos, jugué en infinidad de campeonatos de Yugoslavia…

     −Por cierto, incluso hace unos meses jugó usted en el Campeonato de Yugoslavia.

Sí, pero no estaba bien preparado. Llevaba bastante tiempo sin jugar torneos serios. Me invitaron siete días antes. Fue hace unos meses, en Novi Sad. Por otra parte, estaba saliendo de una crisis personal, porque mi mujer murió hace un año. Eso me afectó mucho y todavía estoy muy triste. Llevábamos 47 años casados. Ella se casó conmigo cuando tenía 18 años. Los dos somos de Belgrado, pero ella era seis años más joven. Y la razón de participar en ese torneo, lo mismo que en el de veteranos, fue para dejar de pensar y hacer algo. Y loconseguí, porque pude olvidarme un poco de mis preocupaciones. Pero perdí, por ejemplo, una partida en una variante que conozco mucho mejor que mi adversario, en la que tengo muchas ideas, pero durante la partida me olvidé de todo y sólo después pude ir recordando todo lo que había omitido. Como no estuve pensando en ajedrez durante cuatro años, pasan estas cosas… Había jugado eso seis años antes…Me sucedió con Damljanovic y volvió a repetirse con Popovic. Este último tenía muy poco tiempo y yo tenía hora y media en un momento dado, pero hice una jugada errónea y perdí.

     −¿Pero usted sigue disfrutando con el ajedrez o le aburre ya?

No, no me aburre, pero ahora los torneos son de varios tipos, hay clases, ¡como en la India!

     −Todo se basa en el Elo.

Sí. Yo conocí personalmente al Profesor Elo y le ayudé a conseguir que su sistema fuese reconocido oficialmente por la FIDE, cuando era miembro del Comité de Cualificación. Y, como le digo, recomendé la idea del sistema Elo, pero después de unos años empezaron a arruinar la idea, porque si alguien empieza a decir que tal torneo o tal match no cuenta, entonces todo el sistema pierde su coherencia interna. Hay que computar todas las partidas, ésa era la idea clave del Profesor Elo. Si no se hace así, el sistema es fallido. Ahora hay unas diferencias irreales en los puntos y el ranking se ha convertido en algo un poco ridículo. Los jugadores de mi edad, por otro lado, ya no tenemos oportunidad de jugar un torneo al mes para mantener nuestro rating.

     −O sea que usted, de algún modo, se considera parcialmente retirado del ajedrez?

Sí, por lo que le digo. Porque no me gusta jugar los torneos por sistema suizo y ya no me invitan a los torneos internacionales cerrados. Pero ahora voy a jugar algunos torneos internacionales modestos para intentar mantenerme. En septiembre, por ejemplo, jugaré el Mundial de veteranos de Reikiavik. Se conmemoran los 70 años de la Federación Islandesa de Ajedrez y los 60 años de Olafsson.

     −Y hablando de su forma física, me han dicho que juega usted al tenis todos los días…

¡No, eso es una exageración! Tres días a la semana, pero eso sí, sistemáticamente. Ah, y los sábados suelo jugar al fútbol sala.

     −Por otro lado, entre sus muchos intereses ha desarrollado una fuerte inclinación por la música.

Así es. Siempre me he interesado por la música, pero en los últimos tiempos he estudiado mucho piano, y creo que he hecho grandes progresos.

En periodismo fue condecorado por el premio Nobel Ivo Andric.

Bobby Fischer

−¿Qué jugador le gusta a usted más del pasado?

Aparte de Fischer, nadie me gusta especialmente… Los jugadores soviéticos… Pero Fischer me gustaba al máximo.

     −¿Por qué se produjo tanta confianza, por parte de Bobby Fischer, hacia usted?

Nos conocimos hace muchos años. Primero él vino a Belgrado, y luego a Portoroz. Nos encontramos aquí y hablaba todo el tiempo de ajedrez. Era su tema único. Y yo creo que comprendió que yo soy un hombre sincero, que no tengo ni he tenido dobleces. Bueno, eso ha sido así toda mi vida y seguramente de ahí se derivó su confianza hacia mí.

     −Y usted también ha tenido siempre enorme simpatía por Fischer…

Porque es un hombre honesto. Con un gran talento y, como le diría, también con una extraordinaria energía. Conocía mucho más del pasado, de los ajedrecistas del pasado que todos los demás juntos.

     −Hoy tampoco los conoce nadie.

Nadie, nadie. Yo tampoco. Fischer me abrumaba con sus conocimientos.

     −Y eso que le ha pasado a Fischer con usted es muy curioso, porque Fischer en algunos aspectos es un paranoico, que no confía en nadie.

¡Ehhh…! No estoy tan seguro. Sí confía en alguna gente. Yo no soy su único amigo. Hay algunos que también le inspiran confianza. Más que yo.

     −¿Qué opina de su regreso?

Fue una sorpresa para mí, pero yo no tuve nada que ver en ello. Fue su decisión personal, en fin.

     −Pero usted habrá asistido a ver las partidas. ¿Qué le pareció el nivel de juego?

Me pareció que había jugado bien. Muy bien. Mucho mejor, en cualquier caso, que cualquier otro maestro que volviese a jugar después de veinte años de inactividad. La forma en que jugaba. Encontraba las jugadas con una rapidez… A veces, yo no las veía. Es un jugador de una fantástica experiencia.

     −Pero ¿qué estuvo haciendo Fischer todos estos años?

No lo sé muy bien. Por supuesto, tuve contacto con él, pero no puedo responderle.

     −¿No puede o no quiere?

No puedo, realmente no lo sé. Tuvo una mala experiencia en América.

     −¿Una mala experiencia mística?

No, no mística. En realidad, él esperaba un mayor apoyo, no recibió la ayuda que esperaba de la sociedad estadounidense, de su país, y eso resultó frustrante para él. Promesas rotas… Así empezó su sentimiento de desconfianza. En un segundo momento, él comprendió antes que nadie que el ajedrez es, digamos, despreciado por la sociedad. Nunca se ha empleado mucho dinero en ajedrez, por eso yo fui toda mi vida periodista. Si tenemos en cuenta que estuve durante bastantes años entre los diez mejores del mundo y que ni aun así pude permitirme el lujo de dejar de trabajar como periodista…

     −Usted nunca pudo ganarse la vida trabajando sólo como ajedrecista?

Pues realmente no. Los premios eran pequeños, los honorarios (fijos) casi no existían y tuve que dar muchas simultáneas con honorarios muy bajos, pero que me permitían ganar algún dinero. Y cuando llegó Fischer, quiso cambiar todo eso y conseguir unos honorarios dignos. Luchó con mucha fuerza y en algunos casos lo consiguió.

GLIGORIC Fue corresponsal de muchas revistas de importancia mundial.

     −Ciertamente, consiguió mucho dinero… El mundial del 72 fue de hecho un récord.

¡Si no, no jugaba! Bobby es así. Siempre estaba listo para sacrificar su carrera, si fuese necesario, por sus principios. Su posición era muy firme, y cuando la gente lo comprendió, empezaron a ceder a sus exigencias, ante el riesgo de perderlo.

     −En la época de sus grandes triunfos Fischer fue muy mimado, pero también muy criticado e incomprendido.

Sí, pero eso no le hizo retroceder. Como digo, él luchaba con toda su energía por lo que consideraba justo, haciendo de ello una lucha fundamental.

     −¿Cuántas partidas le ganó usted a Fischer?

Yo le gané cuatro partidas y él a mí seis. Y creo que, además, hubo cinco tablas.

     −Así no es de extrañar que le respete a usted.

Ah, sí, él me respeta como jugador, lo que no es muy frecuente en Fischer. Yo he llegado a jugar muy fuerte, créame. Pero sucede que nunca tuve demasiada ambición. Vivía en un país pequeño, donde no había la posibilidad de contar con entrenadores o la metodología de la Unión Soviética. Siempre estuve solo.

Política (con Fischer de fondo)

−¿Qué pasó en Buenos Aires, cuando usted se presentó a las elecciones por la presidencia de la FIDE?

Le contaré los antecedentes. Yo había mantenido correspondencia con Fischer en los años anteriores y pensé que si conseguía la presidencia de la FIDE podría convencerlo de que volviera a jugar, volver a nuestro mejor pasado reciente desde un punto de vista positivo y crear las condiciones para que él aceptase volver a jugar. Y eso, pensaba, sería romper una lanza en favor del ajedrez mundial. Todo eso sin hablar para nada del asunto con Fischer. También se produjo una cierta presión de políticos yugoslavos, que creían que yo podía ganar y que debería hacer todo lo posible por conseguirlo. Y en este punto tengo que decir que ya me habían propuesto presentar mi candidatura a la presidencia en dos ocasiones anteriores. Pero sólo la tercera vez acepté, por la influencia del factor Fischer. Tenía la esperanza de convencerlo para que regresara. Pero siempre hablando de Fischer, fue un profeta: me dijo que iba a perder por un pequeño margen y acertó.

     −Lo cierto es que usted tenía un enorme prestigio y, aunque Olafsson también era un gran maestro famoso, parece difícil imaginar retrospectivamente que pudiera derrotarle.

Ellos tuvieron miedo de mí, de la idea del regreso de Fischer. Esto ocasionaría trastornos a los intereses de muchos y, para empezar, de la FIDE, incluyendo a los rusos.

     −Usted nunca habló claro del tema Fischer, a pesar de que su personalidad es apasionada. Por ejemplo: ¿dónde está ahora Fischer?

Ahora está en Budapest.

     −¿Mantiene contacto con él?

Sí, por supuesto.

     −¿Y qué piensa? ¿Piensa seguir jugando?

Sí, piensa en seguir jugando, pero quiere reformar el ajedrez. Piensa que la teoría ha avanzado tanto que el juego podría morir. Cree que la disposición de las piezas en la apertura debería ser imprevisible para que nadie pudiera conocer previamente la teoría al respecto. Incluso ha preparado ya las reglas y demás.

     −Y dejando a Fischer, usted nunca ha dado una versión clara de por qué se interrumpió el Mundial del 84. ¿Qué sucedió?

No lo sé.

     −Pero usted era el árbitro principal. No puede ser que ignore la trama.

Yo era el árbitro principal, pero todo lo hicieron a mis espaldas, en cuanto a la interrupción del match se refiere. Lo crea o no, eso es así. No obstante, Kasparov escribió luego en su libro que yo era el responsable de dar por finalizado el match. Y eso es mentira y nunca se lo perdonaré.

     Antes de dejar Belgrado, Krnic, mi amable anfitrión, me dice: “No hagas caso de todos esos calificativos, La Leyenda y demás. En Yugoslavia todo el mundo le llama simplemente Gligo o Gliga”.

Antonio Gude Fernández ha dirigido varias publicaciones, así como colecciones de libros técnicos. Es taductor de obras capitales en ajedrez y autor de libros con miles de lectores y elogiados por los expertos.

Ahora nos toca volver a recalar en Zurich y esperar la conexión mientras, a lo largo de los deshumanizados, kilométricos pasillos mecánicos, la gente se encamina, hierática, hacia un imaginario matadero, como si se tratase de un paisaje orwelliano. Mientras tanto, Gligoric se mantiene en forma. Un gran tipo. Gracias, en nombre del ajedrez, por su contribución creativa.    

*Entrevista publicada en la Revista Internacional de Ajedrez nº 95 agosto 1995.

Antonio Gude Fernández Trayectoria profesional:
Autor: Ver todos sus libroshttps://antoniogude.com/biografia-oficial/libros/
Periodista:
Columnista de ajedrez, El Pueblo Gallego, Vigo (1965-1969)
Columnista de ajedrez, El Faro de Vigo (1979-1982)
Columnista de ajedrez, TESA (suplemento dominical incluido en 15 diarios nacionales) (1991-1994)
Columnista de ajedrez, AS, 1990-1992
Director de las revistas especializadas El Ajedrez (Vigo, 1979-1981), Jaque (Madrid, 1985-1986) y Revista Internacional de Ajedrez (Madrid, 1987-1995)
Articulista en Jaque (Silla, Valencia, 2009-2010)
Traductor: Ver todas mis traducciones
Directivo:
Secretario General y Director Técnico de la Federación Española de Ajedrez, Madrid (1989-1991)
Entrenador:
Sociedad Cultural Deportiva, Vigo (1979-1982)
Facultad de Empresariales y C. A. Sagrada Familia, La Coruña (1995)
Conferenciante:
Cursos de verano de la Universidad Complutense. El Escorial, 1991. El gambito de las musas: lo literario en ajedrez y ajedrez en la literatura moderna.
Sociedad Deportiva Sagrada Familia, La Coruña, 1996. Bobby Fischer: la aparición de un genio.
Segunda Gran Fiesta Internacional del Ajedrez. UNAM, 2012. El Ajedrez en el cine de Stanley Kubrick.
Entrevistas:
La Hora del Ajedrez. Radio Tinamar, 2011.
Segunda Gran Fiesta Internacional del Ajedrez. UNAM, 2012.

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