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El ajedrez y la gestión de organizaciones inteligentes en la educación

El ajedrecista que busca romper el equilibrio en una partida o tomar desequilibrar los precios de un activo en el mercado debe generar planes disruptivos que rompan la lógica del contrincante. En otros términos, lo que está en juego no solo es neutralizar al rival sino, y fundamentalmente, crear nuevos campos de oportunidad, es en este sentido que el ajedrez es una poderosa herramienta para educar la mente de los profesionales.

Las organizaciones inteligentes son sistemas vivos sensibles al cambio, que se alimentan permanentemente de aprendizajes y crean nuevos campos de oportunidad. Peter Senge, autor de La Quinta Disciplina, plantea en sus libros la necesidad de emprender el cambio desde el ejercicio disciplinado de ciertas prácticas orientadas a aprender a cambiar y a cambiar para aprender. La maestría personal, la visión compartida, el aprendizaje en equipo, los modelos mentales flexibles y el pensamiento sistémico son las disciplinas que propone para el aprendizaje continuo y el cambio duradero. Su impacto en instituciones y proyectos educativos fue dado a conocer en su libro: “Escuelas que aprenden”.
Entonces, ¿cómo se vincula el ajedrez con las organizaciones inteligentes?

Carlos Maury: “En momentos cruciales es útil poder comparar una determinada situación de la vida real con similar posición de las piezas en un tablero de ajedrez, para representar diferentes escenarios y situaciones reales. Es como decidir algo importante y no poder hacerlo por la falta de claridad u objetividad. Sin embargo, eso cambia cuando el problema se ve como una oportunidad para crear una nueva situación favorable a nuestros propósitos”, sostiene este docente especialista en enseñanza transversal.

Tres disciplinas inteligentes
“Consideramos que el ajedrez puede ser una buena forma de fortalecer y ejercitar a los gestores educativos (tanto a nivel gubernamental, como a nivel de la institución educativa), en tres de las mencionadas disciplinas: maestría personal, modelos mentales flexibles y pensamiento sistémico”, dice Alfredo Pérsico, psicólogo con maestría en la Universidad Complutense de Madrid, España.
En este contexto, con respecto de la maestría personal, “el ajedrez requiere un dominio personal ante situaciones nuevas que los sorprendan, angustien o que pongan en riesgo sus planes. Hay estudios que señalan el impacto positivo del ajedrez en el desarrollo de competencias socioemocionales que contribuyen al control de impulsos y facilitan la adaptación al cambio, entre otras cosas”, agrega Pérsico.

El ajedrez como un potenciador
Con respecto a los modelos mentales flexibles, “el ajedrez potencia competencias cognitivas tales como el re-enmarcar la experiencia, ensayar y ajustar planes, y crear situaciones que ofrecen nuevas oportunidades”, dice por su parte Carlos Maury, un docente especialista en enseñanza transversal y Diplomado por el Club Central de Moscú.
Por último, con respecto a la disciplina de pensamiento sistémico, “el ajedrez desarrolla la capacidad de comprender el funcionamiento del todo y las partes,  pues un jugador no solo debe estar concentrado en algunas piezas o en una parcela del tablero, sino en todo el tablero y en el rol de cada una de las piezas en los posibles escenarios (dinámicos) que se puedan desprender de la situación en la que se encuentra”, remarca Maury.

¿Cómo aporta el ajedrez a las competencias de gestión?
En una partida de ajedrez, las decisiones de cada jugador van configurando o reconfigurando el escenario de juego, e intenta desarrollar al máximo el espíritu (propósito) de las aperturas y defensas que utilizan.
Cada pieza participa con movimientos solidarios que abren o refuerzan los esquemas y estrategias elaborados a partir de principio aplicados en la apertura. Luego, mientras la partida evoluciona hacia el medio juego, el cambio es la única constante.
En una partida de ajedrez, los jugadores generan planes que se someten a pruebas rápidas en su mente, a través de la visualización de diferentes escenarios y variantes posibles para anticiparse a los planes del otro jugador y así, controlar los riesgos emergentes.

Riesgo inminente y provocado
Sin embargo, durante la partida, el riesgo es inminente e incluso provocado. Ello, se debe a que los dos jugadores no están destinados a la búsqueda del equilibrio sino a generar planes disruptivos que rompan la lógica del contrincante.
“En otros términos, lo que está en juego no solo es neutralizar al rival sino, y fundamentalmente, crear nuevos campos de oportunidad donde el jugador tiene la necesidad de ser consciente de qué es lo que está arriesgando y porqué lo está arriesgando”, explica Pérsico.

Finalmente, cuando se pierde o gana una partida, “se generan un conjunto de aprendizajes que se llevan rápidamente a la acción en las subsiguientes partidas. Todo ello implica adoptar una actitud positiva de cambio y aprendizaje profundo”, agrega el sicólogo.
Por lo antes mencionado, algunas de las características centrales que el ajedrez puede aportar a la gestión, en el marco de las disciplinas de Peter Senge, son: a) la toma de decisiones; b) el ensayo-error para aprender rápido y gestionar el riesgo; c) la creación de nuevos campos de oportunidad; d) la comprensión, anticipación y planificación por escenarios dinámicos; e) la importancia del propósito; f) el diseño de planes que busquen la innovación; por último, g) una actitud orientada a la mejora continua.

“Durante una partida de ajedrez se toman decisiones y se visualizan ataques directos sin perder de vista las futuras amenazas; hay que focalizar y priorizar, pero también prever teniendo en cuenta la totalidad del tablero. Estas características del ajedrez también suceden en nuestra vida cotidiana, diariamente tenemos que tomar decisiones y algunas de ellas requieren de un análisis mucho más profundo de las consecuencias que otras”, explica Alfredo Pérsico, psicólogo con maestría en la Universidad Complutense de Madrid, España.

¿En qué contribuye el ajedrez a la mejora de la educación?
Existen muchos estudios que aportan datos relevantes sobre el impacto del ajedrez en el desarrollo  cognitivo y otros pocos que incluyen la dimensión socio-afectiva. Asimismo, en la actualidad, varias de las mejores universidades y miles de colegios en el mundo, incluyen el ajedrez como herramienta analógica para que los estudiantes comprendan y solucionen problemas de una manera analítica, pero a la vez intuitiva y creativa.
“Un primer eje del mensaje que queremos dar está ligado a la promoción del ajedrez en la cultura escolar, donde el sentido para el estudiante no sea el juego por el juego sino el desarrollo de competencias cognitivas y socioemocionales, a partir de la transferencia de aprendizajes a otros ámbitos de la vida de su vida”, dice Maury.
El segundo eje importante, agrega Maury, “es la formación de directores de las instituciones educativas, en el que el ajedrez se considera una herramienta pedagógica, lúdica y analógica, que potenciaría el desarrollo de capacidades de gestión con perspectiva estratégica”.

Finalmente ¿por qué el ajedrez?
Porque está basado en evidencias científicas que demuestran su impacto en la concentración, la solución de problemas, el pensamiento crítico y creativo, etc. “Sin embargo, lo más importante es resaltar la utilidad de este deporte-ciencia como herramienta analógica-creativa que fortalece la comprensión de problemas complejos y el aprendizaje de principios y criterios asociados a la gestión inteligente de la vida y la escuela”, termina diciendo Pérsico.

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