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AQUEL CAMPEONATO NACIONAL DE AJEDREZ ESCOLAR “REY 2001”

Época inolvidable de una de las actividades a mi cargo cuando laboraba en el ministerio de educación.

La llegada de Gary Kaspárov al Perú en 1993 generó mucho interés de las autoridades del gobierno central y del deporte peruano de ese entonces. Tiempo después nos visitaron varios grandes maestros y maestros internacionales cubanos y en 1999 llegó al país la gran maestra húngara Judit Polgár.

Al parecer las autoridades vieron en el ajedrez un excelente vehículo para convocar a muchísimos discentes y docentes del sector magisterial generando y brindando espacios de recreación para estimular y potenciar el desarrollo de habilidades intelectuales.  

Este vídeo grafica la ceremonia de premiación y clausura Campeonato Nacional Escolar de Ajedrez que lamentablemente, hace ya varios años el Ministerio de Educación ha dejado de realizar.

Es necesario resaltar que todos los gastos de transporte inter provincial, Alojamiento y alimentación fueron pagados por la dirección del ministerio de educación donde yo aún laboraba, y además de los alumnos también se les pagaba todo a los señores delegados incluso a varias madres de familia. El campeonato fue realizado en el coliseo Chimú de la ciudad de Trujillo ubicada al norte del Perú y la razón principal era que el campeonato sea descentralizado y llevado por cada departamento del país.

Eventos como éste contribuyeron a la difusión, masificación y posteriormente detección de talentos que constituyen la base del deporte de cualquier país, y esa base se genera en el deporte escolar brindándoles el desarrollo de una serie de competencias o capacidades muy útiles para su vida personal y profesional.

Precisamente, por ello considero importante mencionar al reconocido filósofo, investigador, pedagogo y sociólogo español José Antonio Marina quien escribió sobre la inteligencia y el ajedrez.

Explicó con suma claridad qué es la inteligencia ejecutiva, y que viene a ser aquella inteligencia que dirige y decide todos los procesos de evaluación del cerebro. Diferenciamos así entre dos tipos de inteligencia, que bien pueden imaginarse como dos pisos o niveles dentro de nuestro cerebro: abajo, la inteligencia generadora; y arriba, la inteligencia ejecutiva ajedrez y funciones ejecutivas.

En el piso de abajo encontramos las ideas, los sentimientos, los impulsos, las imaginaciones que todos vamos generando.

En palabras de Marina, «se trata de la sala de máquinas» del cerebro, una sala de máquinas que nunca para y que envía información de forma constante al piso de arriba para su procesamiento. Desde este nivel superior, a través de la inteligencia ejecutiva, es desde donde cada persona ordena, selecciona, decide y ejecuta todas las operaciones mentales que le vienen dadas desde el piso inferior.

Para mayor claridad, un ejemplo: la Habilidad en la Toma de Decisiones de cada persona se pone en marcha en este sistema superior y consciente.

Otra cuestión relacionada con lo anterior es la siguiente:

A diferencia de la inteligencia artificial, la inteligencia humana es experta en reconocer patrones, es decir, podemos procesar mucha información y en muy poco tiempo si esta información nos viene dada a través de unos patrones que ya reconocemos de un modo automático gracias a nuestra experiencia previa.

Aquí por tanto estamos en el nivel inferior, no procesamos, sino que activamos el piloto automático. Existen innumerables ejemplos cotidianos de reconocimiento de patrones: si vas conduciendo y ves pasar una pelota delante de tu vehículo, automáticamente frenas y esperas ver a algún chico que intenta cruzar por el lado desde donde vino la pelota.

Esto es importante que sea así porque mediante el reconocimiento de patrones ahorramos mucha energía y «reservamos» la atención para otras situaciones.

Dicho lo anterior hagámonos la siguiente pregunta: ¿y si nos esforzáramos en desarrollar y potenciar nuestra inteligencia ejecutiva? Es decir, si nuestra capacidad para planificar, para establecer metas, para solucionar conflictos, para decidir de forma correcta (tanto individual como socialmente), para valorar y para también actuar depende de nuestra habilidad ejecutiva, parece de sentido común que favorezcamos el desarrollo de esta inteligencia.

Además, y esto es lo más Interesante de la conferencia de José Antonio Marina, las llamadas funciones ejecutivas están «instaladas» en el lóbulo frontal de nuestro cerebro, están relacionadas por tanto con la afectividad del individuo y tienen un desarrollo muy temprano. Nos referimos a las edades de crecimiento, a las etapas del aprendizaje.

He estado leyendo sobre este campo del conocimiento y de la neurociencia y me encuentro con algo sorprendente: algunos autores (de Luca, Anderson, Northam, entre otros) defienden que la Capacidad de un Niño para seguir unas reglas en tareas de clasificación y para cambiar de una categoría a otra (flexibilidad cognoscitiva) está presente en los años preescolares, pero que se consolida alrededor de los 6 años de edad y ¡adquiere un nivel adulto hacia los 10 años!

cmauryescalante@gmail.com

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